jueves, 19 de julio de 2007

Cruzando el charco

Pocas veces ocurre que un jugador con posibilidades de buen contrato decida venirse a Europa a jugar. Esa opción siempre ha estado reservada para jugadores veteranos que no consiguen un contrato convincente en la NBA y deciden hacer las maletas y cruzar el Atlántico para jugar sus últimos años de baloncesto.

Stephon Marbury es un caso raro y nos sorprendía con unas declaraciones en el New York Post en las que aseguraba estar decidido a jugar en Italia en cuanto termine el contrato con los Knicks. Dice que a su mujer le encanta y que “no está pensándolo, sino que está decidido”. Por España nos suena esa historia, incluso él mismo lo ha comparado con el caso de Beckham.

A Marbury aún le quedan dos años de contrato a razón de 20 y 22 millones de dólares por temporada respectivamente, con lo que podría llegar a Italia con el bolsillo bien surtido. No creo que pretenda conseguir un contrato de esas características en Italia, pero no parece que el cambio esté motivado por temas económicos ya que el base, que tendrá 32 años cuando termine el contrato, todavía podría conseguir un buen dinero en algún otro equipo de la NBA o incluso renovando con los Knicks.

Está claro que Stephon quiere probar nuevas experiencias. Personalmente me parece una buena decisión, ya que siempre he pensado que esa era una de las grandes ventajas de los deportistas de alto nivel de los deportes mayoritarios, la facilidad de movilidad para conocer otras culturas y estilos de juego.

Lo que no sabemos es en que equipo está pensado Marbury, pero será un buen fichaje para el equipo afortunado. ¿Cambiará “Starbury” de decisión y se quedará en la NBA? ¿O conseguirá algún otro equipo que cambie de destino? ¿España?

Deberemos esperar hasta dentro de dos años, ya que no creo que la decisión este tomada desde ahora mismo, y nunca debemos subestimar el poder de los dólares.

1 comentarios:

Wayne Robinson dijo...

¿Quien nos lo iba a decir? Resulta que Starbury es tan calzonazos como Beckham. Se va a venir a jugar a Italia porque le gusta a su mujer. Si lo hace por lo menos que no venga de paseo y que se gane lo que le paguen. Esto me recuerda al grandísimo Bob Mcadoo que tuvo un exitoso paso por el Simac Milan en sus años crepusculares.