
Nada más lejos, ya que LeBron, a parte de promediar 25.7 puntos, 9.2 rebotes, 8.5 asistencias y 2.7 robos por partido en esta serie, ha demostrado saber llevar el tiempo de un partido, cuando es el momento de implicar a sus compañeros o cuando es el momento de echarse el equipo a las espaldas descaradamente y ganar el partido, como hizo en el quinto.
Salvo con Jordan, siempre he sido un poco anti-ídolos, de hecho, siempre que oía eso de LeBron “King” James pensaba siempre lo mismo: “Antes de ser Rey tendrá que ser príncipe ¿no?” y después de esto ya tengo claro que ha conseguido ser Príncipe, en lo que todavía dudo es en si ya es Rey o todavía nos tendrá reservada alguna sorpresa para las finales. Esperemos que si.
Después de perder a los Warriors (que ya hicieron bastante) y a los Suns de una manera tan dolorosa no me queda otra que dar las gracias a los Cavaliers por evitarnos una final Spurs – Pistons (si, ¿Qué pasa?, no me gusta ese baloncesto, por muy puro que algunos digan que es), y sobretodo declararme totalmente “lebroniano” para las finales de la NBA de 2007. A partir del día 7 veremos como al príncipe lo coronan Rey en San Antonio, ese es mi deseo.
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