Nunca he sido un gran defensor de James, de hecho, ponía por delante de él a otros jugadores de su promoción. No dudaba de su calidad y sabía que algún día mostraría todo lo que es capaz de hacer, pero no pensaba que fuera a ser tan pronto. Aún así le veía como un gran anotador y que en el momento de su explosión sería uno de los mejores anotadores de la Liga, pese a su facilidad para hacer noche tras noche más de 20 puntos, 6 rebotes y 6 asistencias, le veía como un candidato a instalarse en la treintena de puntos de media.Nada más lejos, ya que LeBron, a parte de promediar 25.7 puntos, 9.2 rebotes, 8.5 asistencias y 2.7 robos por partido en esta serie, ha demostrado saber llevar el tiempo de un partido, cuando es el momento de implicar a sus compañeros o cuando es el momento de echarse el equipo a las espaldas descaradamente y ganar el partido, como hizo en el quinto.
Salvo con Jordan, siempre he sido un poco anti-ídolos, de hecho, siempre que oía eso de LeBron “King” James pensaba siempre lo mismo: “Antes de ser Rey tendrá que ser príncipe ¿no?” y después de esto ya tengo claro que ha conseguido ser Príncipe, en lo que todavía dudo es en si ya es Rey o todavía nos tendrá reservada alguna sorpresa para las finales. Esperemos que si.
Después de perder a los Warriors (que ya hicieron bastante) y a los Suns de una manera tan dolorosa no me queda otra que dar las gracias a los Cavaliers por evitarnos una final Spurs – Pistons (si, ¿Qué pasa?, no me gusta ese baloncesto, por muy puro que algunos digan que es), y sobretodo declararme totalmente “lebroniano” para las finales de la NBA de 2007. A partir del día 7 veremos como al príncipe lo coronan Rey en San Antonio, ese es mi deseo.
0 comentarios:
Publicar un comentario